Con la rapidez y la sutileza de una serpiente te rodean mis brazos, desde la nuca
hasta donde terminan mis besos. Y ellos te pueden….
y mis ojos te escriben con la tinta de la emoción de mis manos.
Todo se vuelve de trazos negros y sutiles blancos.
Todo respira tan lento que no queda rastro del aire.
Abro los ojos y aquí estoy…escribiendo lo que ví en lo más hondo y lejano.
Volviendo.
Llegando.
Analia.-
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