Ya no eran los ruidos
o los pensamientos repetidos.
Ya no era el no dormir
por soñar con tus latidos.
Ya no era el silencio absoluto
ni eran los gemidos.
Ya no era el goteo de las canillas
o las sombras escondidas en las rendijas.
Era la noche en si misma
con su espesura,
lenguajes,
imagenes,
formas...
Era la noche
con sus RITMOS.
Analia Gabriela Ferrari.-
No hay comentarios:
Publicar un comentario