Enardecerse con el sonar de los violines.
Enardecerse con el perfume de los jazmines.
Enardecerse con las palabras de un fiel texto.
Enardecerse con el sol y el viento.
Enardecerse y llegar a la cuspide,
para luego bajar y serenarse
de los violines,los jazmines,del texto,
del sol y del viento....
Convertirlos en disonantes
para encontrar en ellos...
la existencia misma que
coexiste entre la serenidad
y el enardecimiento.
Analia Gabriela Ferrari.-
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